Las entrevistas de trabajo pueden ser situaciones desafiantes que generan ansiedad, incluso en los profesionales más experimentados. Sin embargo, manejar el estrés de manera efectiva es clave para transmitir confianza, responder con claridad y causar una impresión positiva en los entrevistadores. Para lograrlo, es fundamental prepararse adecuadamente antes de la entrevista y aplicar estrategias de control emocional durante la conversación.
A continuación, te presentamos unos consejos prácticos para reducir el estrés y mejorar tu desempeño en cada etapa del proceso.
Antes de la entrevista
Preparación exhaustiva: Investiga a fondo la empresa y el puesto al que aspiras. Comprender la cultura corporativa y los requisitos específicos te permitirá anticipar preguntas y formular respuestas más precisas.
Ensayos prácticos: Realiza simulaciones de entrevistas, ya sea con amigos, familiares o frente a un espejo. Practicar tus respuestas y gestos te ayudará a ganar confianza y a identificar áreas de mejora.
Cuidado personal: Asegúrate de descansar adecuadamente la noche anterior. Un sueño reparador mejora la concentración y reduce la ansiedad.
Gestión de la respiración: Si sientes que los nervios te invaden, toma respiraciones profundas y pausadas. Esta técnica ayuda a reducir la tensión y a mantener la calma.
Comunicación efectiva: Mantén contacto visual, adopta una postura erguida y escucha atentamente antes de responder. Estas acciones demuestran seguridad y respeto hacia el entrevistador.
Autenticidad: Es natural sentirse nervioso. Si te sientes abrumado, es válido reconocerlo brevemente y tomarte un momento para recomponerte. La honestidad puede generar empatía y mostrar tu capacidad para manejar situaciones desafiantes.
Recuerda que una entrevista es una oportunidad para demostrar tus habilidades y encajar en la cultura de la empresa. Mantener una actitud positiva y confiar en tu preparación te ayudará a manejar el estrés y a destacar como el candidato ideal.
Durante la entrevista: Manejo del estrés en tiempo real
Una vez que la entrevista comienza, es normal sentir algo de nerviosismo, pero hay técnicas que pueden ayudarte a mantener la calma y mostrar seguridad.
1. Controla tu respiración y lenguaje corporal
La comunicación no verbal es tan importante como lo que dices. Mantén una postura erguida pero relajada, haz contacto visual con el entrevistador y usa gestos naturales. Si sientes ansiedad:
Respira lentamente y de manera profunda para calmar el ritmo cardíaco.
Mantén las manos visibles y evita movimientos nerviosos, como jugar con un bolígrafo o tocarte la cara constantemente.
Usa una sonrisa natural para transmitir confianza y amabilidad.
2. Escucha con atención antes de responder
Es fácil dejarse llevar por los nervios y empezar a hablar sin pensar. Para evitarlo:
Escucha atentamente la pregunta antes de responder.
Si necesitas un momento para organizar tus ideas, tómalo. No hay problema en hacer una pequeña pausa antes de hablar.
Si no entiendes bien una pregunta, pide una aclaración en lugar de responder de manera apresurada.
3. Mantén una actitud positiva y flexible
Los entrevistadores buscan candidatos que se mantengan serenos bajo presión. Para demostrar esto:
Responde con seguridad, pero sin parecer arrogante.
Usa ejemplos concretos para demostrar tus habilidades en lugar de responder con afirmaciones genéricas.
Si te hacen una pregunta difícil, no te bloquees; muestra disposición para aprender o adaptarte.
4. Maneja las preguntas difíciles con calma
Algunas preguntas pueden ponerte en aprietos, pero hay formas estratégicas de responder:
“Háblame de un fracaso que hayas tenido” → Enfócate en lo que aprendiste y cómo mejoraste.
“¿Por qué dejaste tu último trabajo?” → Sé honesto, pero sin hablar mal de empleadores anteriores.
“¿Por qué deberíamos contratarte?” → Responde con confianza, mencionando tus fortalezas y cómo encajas en la empresa.
5. Recuerda que es una conversación, no un interrogatorio
Visualizar la entrevista como una charla profesional en lugar de una prueba puede ayudarte a reducir la presión. Además, hacer preguntas sobre la empresa y el puesto también demuestra tu interés y te permite evaluar si es un buen lugar para ti.
Si aplicas estos consejos, estarás en mejor posición para manejar el estrés durante la entrevista y dejar una impresión positiva. ¡Recuerda que cada entrevista es una oportunidad de aprendizaje!
Después de la entrevista
Reflexión constructiva: Analiza tu desempeño, identifica tus fortalezas y áreas de mejora. Esta autoevaluación te preparará mejor para futuras oportunidades.
Comunicación posterior: Envía una nota de agradecimiento al entrevistador, destacando tu interés en el puesto y mencionando puntos clave discutidos durante la entrevista. Este gesto demuestra profesionalismo y refuerza tu candidatura.
En conclusión, la clave está en la preparación y el autocontrol. Superar el estrés en una entrevista de trabajo no significa eliminar los nervios por completo, sino aprender a manejarlos a tu favor. Con una buena preparación, técnicas de relajación y un enfoque positivo, puedes proyectar confianza y causar una excelente impresión.
Recuerda: cada entrevista es una oportunidad de aprendizaje, así que enfréntala con determinación y seguridad.
Las dinámicas de grupo se utilizan como parte del proceso de selección, habitualmente cuando existen muchos candidatos, dado que minimizan el tiempo que llevaría entrevistar individualmente a esas personas. Si bien es cierto que este tipo de pruebas tienen cierto sesgo al no ser una situación real, son muy utilizadas y conocerlas te dará ventaja a la hora de enfrentarte a ellas.
Consisten en realizar una serie de actividades con un grupo de personas, candidatos como tú, y ante las tareas propuestas el seleccionador observará el comportamiento y actitudes dentro de un grupo de trabajo
Miden aspectos tales como la comunicación, el trabajo en equipo, resolución de problemas, persuasión, iniciativa, control emocional, actitudes, habilidades sociales…
Los ejercicios propuestos pueden ser de diversa índole, siendo el caso o ejercicio propuesto lo menos importante. Son situaciones hipotéticas en las que siempre habrá un dilema, conflicto o caso difícil de resolver para propiciar el debate, no busques la solución perfecta pues no suele existir, no les de peso al ejercicio en sí y céntrate en cómo es recomendable que te comportes.
¿QUÉ SÍ HACER?
Participación activa, cooperación, respecto, escucha activa, buscar el objetivo e intereses comunes, convicción e iniciativa, naturalidad, aportar siempre soluciones y no únicamente destacar los problemas, amabilidad y asertividad en tu comunicación.
¿QUÉ NO HACER?
Intentar adivinar lo que se busca, ser agresivo, obstinación, pensar que es un juego y no meterte en el papel propuesto, considerar enemigos al resto de miembros del grupo.
No tienes porqué intentar asumir el papel de líder, pero sí crear un ambiente de trabajo agradable a tu alrededor. No existe un comportamiento ideal. Dependiendo del puesto a cubrir se buscarán personas con diferentes características. Sigue las recomendaciones y no intentes adivinar qué se busca, así tendrás más posibilidades de éxito.
Este post es una actuación enmarcada en el programa PILA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en colaboración con la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica de Asturias y el impulso de CEPES como Organismo Intermedio del FSE.
Los test psicotécnicos y pruebas de personalidad son otro tipo de pruebas utilizadas en ocasiones en los procesos de selección.
Existen diferentes tipos y cada uno mide los siguientes aspectos:
Pruebas de inteligencia: Su objetivo es medir la capacidad de razonamiento, y algunos de sus ítems suelen referirse a series de números, figuras, letras o palabras.
Pruebas de aptitudes: Miden la capacidad de los candidatos para la realización de una serie de tareas, evaluando la destreza que demuestran en la ejecución de cada una de ellas. Por ejemplo: atención, percepción, memoria, orientación espacial, aptitudes verbales, aptitudes numéricas, etc.
Pruebas de personalidad: Sirven para identificar tendencias o rasgos de personalidad presentes en los candidatos.
Entre las más comunes están pruebas de aptitudes, la suerte es que este tipo de prueba pueden, y de hecho deben, entrenarse. Tienes a tu alcance tanto en internet como en las librerías diferentes recursos para entrenar este tipo de psicotécnicos. Te recomendamos incluirle un tiempo en tu agenda de búsqueda de empleo, pruébalo y verás que será algo parecido a practicar crucigramas. Además estarás entrenando y manteniendo ágil tu mente con la práctica diaria de estas aptitudes.
A la hora de la ejecución están son algunas de las recomendaciones que te ayudarán a afrontar con éxito su desarrollo:
SERENIDAD. Acudir descansados y tranquilos.
ENFOQUE. Leer con mucha atención a las instrucciones, por ejemplo, hay pruebas que buscan la rapidez y no solo el acierto, hay que tener claro el objetivo que nos marcan para adaptarnos a lo que nos piden.
AJUSTE AL TIEMPO. El tiempo suele ser limitado y si nos atascamos en un ítem lo mejor es pasar al siguiente.
SINCERIDAD. Ser sinceros en las pruebas de personalidad. Éstas cuentan con ítems dedicados a mediar la llamada “deseabilidad”, es decir aquello que quieres mostrar de ti, por tanto, es inútil querer mostrar determinadas tendencias, lo mejor es ser sincero.
CERO DUDAS. No siempre es posible, pero si esta permitido hacer preguntas, no te quedes con dudas.
Este post es una actuación enmarcada en el programa PILA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en colaboración con la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica de Asturias y el impulso de CEPES como Organismo Intermedio del FSE.
Desde siempre, en los procesos de selección el objetivo principalde la entrevista ha sido captar a la persona que posea las características adecuadas para el desempeño eficaz de un puesto de trabajo. Hoy día, debido a la evolución y las necesidades del mercado laboral y las empresas, no sólo es necesario poseer los conocimientos específicos para el puesto (entrevista tradicional) sino que también cobra una gran relevancia otro tipo de capacidades, como las competencias transversales de los candidatos (entrevista por competencias). Por tanto, en las entrevistas por competencias no sólo es importante el saber hacer (conocimientos técnicos) sino que se buscan características personales de la persona que pueden ser medidas a través de sus comportamientos.
¿Cuáles son los componentes que forman las competencias?
Conocimientos (saber) + Habilidades/destrezas (saber hacer) + Actitudes (saber estar) + Motivación (querer hacer) + Medios y recursos (poder hacer).
¿Cómo saber que se trata de una entrevista por competencias?
Puede haber varios modos de detectar que la entrevista que te van a realizar es una entrevista por competencias. Si en la oferta de empleo publicada por la empresa, además de los conocimientos y experiencia laboral necesaria, se citan otros aspectos como “se valorará capacidad de trabajo en equipo, organización, iniciativa, resolución de problemas…”, es muy probable que se te aplique una entrevista por competencias, para indagar sobre esas “otras capacidades”. Si durante la entrevista, el entrevistador insiste en preguntas relacionadas con situaciones a las que la persona estuvo sometido/a en el pasado haciendo que se pongan ejemplos constantes de cómo fue nuestro comportamiento en dichas situaciones, también estás siendo entrevistado a través de este enfoque.
¿Qué consejos podemos tener en cuenta?
Para enfrentarse a una entrevista por competencias, lo más importante es prepararse para ella.
Lo primero, saber nuestro currículum de memoria para poder contestar todas las preguntas que nos hagan en referencia a este.
Realizar un ejercicio de autoanálisis de nuestros puntos fuertes y débiles en relación con nuestras competencias transversales y su aplicabilidad en ese puesto de trabajo.
Conocer en profundidad las características de la empresa para predecir las competencias que puede tener asociado el puesto vacante.
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Te mostramos las preguntas más frecuentes en una entrevista de trabajo, divididas en categorías. Ten en cuenta que la entrevista no es una ciencia exacta como tampoco lo es el entrevistador, por lo que te puede hacer cualquiera de estas preguntas en el orden que prefiera así como mezclar las categorías, según lo considere oportuno.
Directas: “¿Cuántas horas duró ese curso?”
Indirectas (sesgadas): La información se obtiene por deducción a partir de respuestas con contenido diferente en apariencia. Aquí nuestra habilidad sería intuir qué es lo que busca averiguar el entrevistador para tenerlo en cuenta en nuestras respuestas. Ej. “¿Qué hace en su tiempo libre?”
Abiertas: Nos dejan la oportunidad de emitir una respuesta personal y amplia. Lo ideal es aprovechar esas “oportunidades” para dar la información más favorecedora. Ej. “¿Qué piensa de este trabajo?”
Cerradas: Exigen una respuesta de sí o no, o dejan posibilidades limitadas de respuesta. Es recomendable utilizarlas para tomar la iniciativa y “abrir” la pregunta y su respuesta. Ej. “¿Estás casada?”
De reiteración: Permiten precisar mejor una información o pregunta. Para nosotros nos sugieren pistas sobre qué es lo que buscan. Ej. “¿Podría desarrollar su idea sobre…?”
Según el contenido de las preguntas haríamos la siguiente distinción, en la cual mencionaremos distintos ejemplos de cada tipo:
Personalidad. Háblame de ti mismo. Cuéntame una anécdota en la que resolvieses con éxito una situación problemática. ¿Qué elemento diferencial aportas?
Experiencia: Cuénteme su trayectoria laboral. Motivos por los que finalizó su relación en la última empresa en la que estuviste.
Empleo: ¿Por qué quieres trabajar aquí? ¿Qué es lo que más te atrae de este puesto?
Vida privada: ¿Qué disponibilidad tiene para viajar? ¿Y para cambiar de residencia?
Metas y objetivos: ¿Por qué deberíamos contratarte? ¿Qué objetivos o metas tienes en la vida, a corto o largo plazo?
Probablemente ya sepas algunas de las preguntas más típicas de una entrevista, pero también tienes que estar preparado para otras “preguntas raras”. El objetivo de estas preguntas es que cada candidato demuestre su rapidez para pensar, su creatividad y, por qué no, su sentido del humor; además de otras características psicológicas que se pueden reflejar en las respuestas a estas preguntas. Veamos algún ejemplo:
Imagínate que se acercara un director de cine para ofrecerte hacer una película sobre tu vida, ¿qué actor o actriz te gustaría que fuera tu personaje?
¿Qué tipo de fruta te gustaría ser?
¿Qué tres cosas llevaría a una isla desierta?
¿Qué es lo más gracioso que te ha pasado recientemente?
Si el periódico de tu ciudad te hiciera una entrevista sobre tu vida, ¿qué titulo le pondrías?
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Es cierto que un currículum bien presentado y actualizado con información clara y de calidad que refleje tu experiencia laboral de forma profesional es esencial para lograr una contratación laboral. Pero esto no es todo, el siguiente paso del proceso de selección es crucial, la entrevista, en ella nos conocen como persona, profesionalmente y actitudinalmente.
De este modo, podemos ser excluidos de muchos procesos de selección por nuestra actitud y/o poca preparación de la entrevista, porque sí, debemos llevar la entrevista preparada.
Los seleccionadores de Recursos Humanos saben que elegir a un candidato sólo por sus méritos y ,posteriormente hacer que interiorice los valores y actitudes necesarios para funcionar correctamente, es un proceso lento, costoso y que no siempre se consigue. Por eso, cada vez más, la actitud y los valores se vuelven criterios esenciales y deben estar presentes desde el primer momento en el candidato.
El poder de la actitud significa tener la capacidad de adecuar tu predisposición emocional de manera consciente y asegurarte de haber realizado una evaluación positiva de la entrevista antes de que llegue el momento y como preparación previa. Tener en mente que debemos mostrarnos tal y como somos implica también reconocer cuáles son esas actitudes que nos definen y que son valoradas en una entrevista de trabajo. Esto evitará que pasemos por alto su exteriorización.
A pesar de que parte de las actitudes valoradas en una entrevista dependen del puesto de trabajo, hay algunas que son comunes a todos los casos, como por ejemplo, la escucha activa. Tomarte tu tiempo para escuchar a la otra persona denota calma, tranquilidad y respeto hacia las palabras de la otra persona y, a su vez, nos permite estructurar nuestras ideas y prepararnos para dar la mejor respuesta posible.
Por otro lado, podríamos hablar de la motivación. Cuando llegamos motivados a una entrevista de trabajo, se percibe en un primer momento en nuestro lenguaje corporal pero, también, cuando aclaramos nuestras dudas sobre aspectos comentados. Esto denota nuestro interés y curiosidad por el puesto al intercambiar puntos de vista.
Asimismo, la proactividad sería otra actitud importante que cuidar ya que, alguien proactivo, entiende que una entrevista de trabajo es un espacio de diálogo y no una conferencia personalizada en la que cada persona emite mensajes de manera unilateral. Más allá del ámbito comunicativo, la proactividad se plasma en la facilidad para anticiparse, proponer soluciones y aportar cosas que no se esperan de nosotros.
Por último, comentaremos la importancia de la orientación hacia los resultados y la empresa. Es importante conocer y mostrar interés en cuáles son los objetivos y fines últimos de la organización, así como interesarnos por la empresa e investigar qué labores hacen, como se organizan, etc., para poder encauzar nuestros esfuerzos en sintonía con los de la empresa.
Haz saber al entrevistador qué conocimientos y habilidades posees y cómo estos pueden ayudar a lograr objetivos.
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