La Orientación laboral se define como un proceso de ayuda y acompañamiento en el desarrollo de competencias profesionales, sociales y laborales que sitúen a la persona en una posición favorable ante el empleo y posibiliten el acceso y mantenimiento de su puesto de trabajo de forma autónoma.
La orientación laboral responde a dos necesidades principales:
Autoconocimiento de la persona: con el objetivo de fijar su objetivo profesional de acuerdo a sus competencias e inquietudes. Para ello debe saber estar, esto quiere decir que debe:
Saber: conocimientos y aptitudes técnicas
Saber hacer: habilidades metodológicas
Saber ser: actitudes participativas
Saber estar: habilidades sociales
Análisis del mercado laboral: teniendo en cuenta qué puestos se demandan y qué requisitos son necesarios para cubrirlos, ver en qué medida la persona cumple esos requisitos, y si sería necesaria la adquisición de nuevos conocimientos y/o habilidades a través de la formación.
Para iniciar a la persona en el proceso planteamos el siguiente análisis previo, como punto de partida para fijar un objetivo profesional y ver tomar conciencia de dónde partimos.
ASATA desarrolla proyectos en el ámbito educativo promoviendo el emprendimiento y fomentando la igualdad en la sociedad. En este contexto y a través de este artículo queremos visibilizar la importancia de la orientación profesional en la etapa educativa y poder así dar más oportunidades a los jóvenes en la elección de su camino profesional.
Para Bisquerra (2005) la Orientación es: “Un proceso de ayuda y acompañamiento continuo a todas las personas, en todos sus aspectos, con objeto de potenciar la prevención y el desarrollo humano a lo largo de toda la vida. Esta ayuda se realiza mediante una intervención profesionalizada, basada en principios científicos y filosóficos”.
Los diferentes contextos en los que interviene dependen del proceso evolutivo del orientado. Primero, la orientación está presente en la etapa educativa, cuando el orientado es estudiante. En la siguiente fase, usted como ciudadano podrá obtener ayuda de los servicios públicos de empleo y entidades colaboradoras recibiendo sus servicios a lo largo de su vida. Estas ayudas también pueden ser necesarias en situaciones laborales, ya que no son excluyentes.
En nuestra sociedad de hoy, compleja y cambiante, la orientación profesional debe adquirir un nuevo desarrollo y buscar un mayor protagonismo en los centros de Secundaria. Es en la sociedad del conocimiento donde se encuentran nuevos significados y desafíos de la educación, del trabajo, del ocio que, unido a la era tecnológica, nos obliga, como orientadores profesionales, a una formación y orientación a lo largo y ancho de la vida, a una continua capacidad de adaptación a los cambios y a generar actitudes proactivas ante los mismos.
Una buena orientación profesional debe acompañar a la persona a alcanzar su autorrealización, “llegar a ser lo que realmente somos”, para ello es importante que el joven conozca sus fortalezas y oportunidades (determinantes personales) para que las contraste con sus debilidades y amenazas (del exterior, sus determinantes sociales) y así responder a los cuatro interrogantes básicos del proceso de orientación: ¿quién soy?, ¿dónde estoy?, ¿qué hacer y ¿cómo hacerlo?
Es en esta etapa de Educación Secundaria donde esta integración cobra sentido, dada la edad de los estudiantes y la proximidad de una transición importante, relacionada con la continuidad de sus estudios o con la incorporación al mundo laboral.
Ante estos planteamientos nos preguntamos si realmente se orienta al alumnado desde esta perspectiva, es decir, si se considera el trabajo como parte integrante de la vida y, por tanto, en conexión con el resto de aspectos que mediatizan el desarrollo de la persona o, por el contrario, se parte de actuaciones puntuales llevadas a cabo en los últimos cursos de la etapa de Secundaria con la intención de proporcionar información a los estudiantes sobre el sistema educativo y salidas laborales.
Este post es una actuación enmarcada en el programa PILA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en colaboración con la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica de Asturias y el impulso de CEPES como Organismo Intermedio del FSE.
La orientación laboral, busca facilitar y acompañar a las personas desempleadas en el camino de la inserción laboral. Esto se consigue proporcionando asesoramiento, información y entrenamiento en distintas habilidades que faciliten la inserción profesional.
La orientación tiene como objetivo, aumentar la empleabilidad de una persona formándola en técnicas de búsqueda de empleo, algunas de ellas son, por ejemplo: la elaboración de un currículum adecuado y actualizado, la preparación de una entrevista de selección o la búsqueda de ofertas de empleo, así como desarrollando aquellas habilidades personales que la ayuden en la consecución de sus fines, como pueden ser el autoconocimiento y el incremento de la autoestima, la definición del perfil profesional, la motivación hacia una búsqueda activa y permanente de empleo, etc.
La finalidad principal de la orientación laboral es que una persona no se sienta desamparada y sin saber que hacer. Para ello, resulta indispensable identificar las causas y reorientar el desarrollo profesional para alcanzar objetivos reales.
Las oportunidades laborales vienen asociadas, todas ellas, a la realización o el desempeño de una serie de habilidades, conocimientos, tareas o responsabilidades que definen el puesto de trabajo a cubrir. Hoy en día, la orientación laboral está ganando cada vez en mayor importancia debido al cambiante y moderno mercado laboral.
Teniendo en cuenta el rol que tienen los orientadores laborales, se puede decir que las capacidades personales básicas que estos/as profesionales tienen, suelen ser:
La tolerancia: debido a que el facilitador se dedicara a orientar, a personas que quizás se encuentren con alguna discapacidad, estén en peligro de ser excluidos y adultos que sean mayor de 45 años. Se debe tener el respeto y una cavidad amplia para saber llevar a un personal.
Empatía: obteniendo esta actitud, puede tener el talento para planificar, ordenar y saber llevar al grupo de manera animado, motivarlo para su desenvolvimiento. Poseer la capacidad para solucionar problemas, ser creativo, tomar iniciativa y apreciar la responsabilidad.
Asertividad: hacerle llegar al empleado cuáles son sus derechos, para defenderlos en cualquier situación, siempre y cuando se tenga el respeto que todos los empleados merecen.
Desde la orientación laboral, se puede garantizar un buen crecimiento laboral y así evolucionar profesionalmente.
Este post es una actuación enmarcada en el programa PILA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en colaboración con la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica de Asturias y el impulso de CEPES como Organismo Intermedio del FSE.
Es cierto que un currículum bien presentado y actualizado con información clara y de calidad que refleje tu experiencia laboral de forma profesional es esencial para lograr una contratación laboral. Pero esto no es todo, el siguiente paso del proceso de selección es crucial, la entrevista, en ella nos conocen como persona, profesionalmente y actitudinalmente.
De este modo, podemos ser excluidos de muchos procesos de selección por nuestra actitud y/o poca preparación de la entrevista, porque sí, debemos llevar la entrevista preparada.
Los seleccionadores de Recursos Humanos saben que elegir a un candidato sólo por sus méritos y ,posteriormente hacer que interiorice los valores y actitudes necesarios para funcionar correctamente, es un proceso lento, costoso y que no siempre se consigue. Por eso, cada vez más, la actitud y los valores se vuelven criterios esenciales y deben estar presentes desde el primer momento en el candidato.
El poder de la actitud significa tener la capacidad de adecuar tu predisposición emocional de manera consciente y asegurarte de haber realizado una evaluación positiva de la entrevista antes de que llegue el momento y como preparación previa. Tener en mente que debemos mostrarnos tal y como somos implica también reconocer cuáles son esas actitudes que nos definen y que son valoradas en una entrevista de trabajo. Esto evitará que pasemos por alto su exteriorización.
A pesar de que parte de las actitudes valoradas en una entrevista dependen del puesto de trabajo, hay algunas que son comunes a todos los casos, como por ejemplo, la escucha activa. Tomarte tu tiempo para escuchar a la otra persona denota calma, tranquilidad y respeto hacia las palabras de la otra persona y, a su vez, nos permite estructurar nuestras ideas y prepararnos para dar la mejor respuesta posible.
Por otro lado, podríamos hablar de la motivación. Cuando llegamos motivados a una entrevista de trabajo, se percibe en un primer momento en nuestro lenguaje corporal pero, también, cuando aclaramos nuestras dudas sobre aspectos comentados. Esto denota nuestro interés y curiosidad por el puesto al intercambiar puntos de vista.
Asimismo, la proactividad sería otra actitud importante que cuidar ya que, alguien proactivo, entiende que una entrevista de trabajo es un espacio de diálogo y no una conferencia personalizada en la que cada persona emite mensajes de manera unilateral. Más allá del ámbito comunicativo, la proactividad se plasma en la facilidad para anticiparse, proponer soluciones y aportar cosas que no se esperan de nosotros.
Por último, comentaremos la importancia de la orientación hacia los resultados y la empresa. Es importante conocer y mostrar interés en cuáles son los objetivos y fines últimos de la organización, así como interesarnos por la empresa e investigar qué labores hacen, como se organizan, etc., para poder encauzar nuestros esfuerzos en sintonía con los de la empresa.
Haz saber al entrevistador qué conocimientos y habilidades posees y cómo estos pueden ayudar a lograr objetivos.
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Una de las mayores dificultades que nos transmiten las empresas, sobre todo pequeñas y medianas, es que no logran encontrar al candidato ideal. Quienes nos dedicamos a la Intermediación Laboral o hemos estado en Recursos Humanos, sabemos que este proceso no es fácil y que el factor personal y subjetivo juega un gran papel en el éxito del proceso de selección.
Esta subjetividad entra en juego por ambas partes, tanto el seleccionador como el candidato son personas con sus creencias, valores y actitudes.
Si bien es cierto que intentar objetivar el proceso de selección puede ser un buen punto de partida para encontrar al candidato que buscamos, también debemos tener en cuenta esa subjetividad y valorarla como tal, es decir, tener en cuenta cuestiones como la actitud y valores de la persona y asegurarnos de que están alineados con los de la empresa, ya que este aspecto será clave para un proceso de selección exitoso.
Otras de las claves para poder encontrar a ese/a candidato/a que encaja a la perfección en lo que estamos buscando serán:
Utilizar suficientes o adecuadas fuentes de reclutamiento
Especificar bien los requisitos del puesto a todos los niveles
Transmitir con sinceridad las condiciones del puesto para no crear falsas expectativas
Desde nuestra entidad te ayudamos en esta labor, clave para tener éxito y encontrar al candidato/a ideal.
Algunas de las ventajas de dejarse asesorar por una agencia de colocación y/o entidades que trabajamos con programas de empleo y orientación, en la búsqueda del candidato/a más adecuado/a son:
Conocemos a los/las candidatos/as de manera directa y personal, dado que sus orientadores/as han realizado varias sesiones individuales previas, antes de derivarlos/as a cualquier oferta.
Nuestra bolsa de candidatos pone a disposición de la empresa perfiles muy diversos.
La motivación hacia el puesto está asegurada, ya que se realiza una valoración previa de la persona, acerca de sus intereses y objetivos laborales y, muy importante, su Actitud. Siempre nos vamos a asegurar de que estos aspectos estén alineados con el puesto a cubrir y la cultura y valores de la empresa.
El numero de candidatos/as enviado es pequeño, siendo más manejable, y porque preferimos ajustarnos en la pre-selección a los requisitos marcados por la empresa y asegurarnos de que realmente se adaptan y cumplen el perfil.
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Hablamos de autocandidatura cuando haces llegar tu currículum a una empresa sin haberse publicado previamente una oferta concreta. Habitualmente es algo que da mucha pereza a las personas en búsqueda de empleo y el principal problema suele ser no saber por dónde empezar.
Los tres pasos a seguir para hacer autocandidatura serán:
Tener preparado un texto que acompañará a tu currículum.
Buscar los datos de contacto de empresas objetivo y hacer un listado.
Establecer un plan para enviar paulatinamente tu currículum a estas empresas.
El texto que acompaña a tu CV:
La carta de autocandidatura ya no es una carta, sino que se transforma en un texto de presentación incluido en el cuerpo del mensaje que enviarás por email, LinkedIn, etc. Este texto acompaña e introduce tu currículum cuando lo envías de manera espontánea a una empresa y, aunque es recomendable adaptarlo, su estructura básica es la siguiente:
SALUDO: Más o menos formal dependiendo de la vía de contacto. Dirígete a la persona por su nombre si lo sabes, dirígela sino a RRHH de manera neutra.
NOMBRE E INTRODUCCIÓN: Comienza diciendo tu nombre y explicando el motivo de la autocandidatura, es decir, ¿Por qué envías el CV a esa y no a otra empresa? ¿Qué es lo que te interesa de ellos y que puedes tú aportarles?
PERFIL: presenta brevemente tu perfil de conocimientos, experiencia y habilidades.
OTRA INFORMACIÓN: Si lo que buscas es un cambio de trabajo especifícalo, si buscas trabajo en otra ciudad, si actualmente te estas formando en alguna materia de interés para la empresa que aún no figura en tu currículum, etc.
CIERRE: Agradece su tiempo por adelantado, queda a su disposición e incluye tus datos de contacto.
¿A qué empresas me quiero dirigir?:
Accede a alguno de los directorios de empresas existentes, en google puedes encontrar gran variedad como INFORMA, en la web del IDEPA, etc., y realiza un filtro atendiendo a criterios geográficos, sectoriales, o aquellos que apliquen según tu perfil. Encuentra en estos directorios los datos de contacto de la empresa y elabora tu listado propio. Intenta incluir siempre que sea posible la persona de contacto de Recursos Humanos, para conseguir este dato, LinkedIn será una herramienta de gran utilidad.
Plan de envío de CV:
Establece un plan de envío en el que dediques, por ejemplo, una hora a la semana a trabajar la autocandidatura e ir contactando por email o mensaje de LinkedIn con tu listado de empresas seleccionadas.
Por último, registra la fecha de cada contacto y tras una semana o dos, puedes hacer un seguimiento vía llamada o mensaje para verificar si lo han recibido correctamente y para intentar ampliar información sobre sus necesidades de personal, fuentes de reclutamiento a las que suelen recurrir, etc.
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